Aprovecho que está lloviendo para contar esta pequeña historia.
Sábado, después de cantar en Bilbo Kantari, nos quedamos a tomar un vino. Noto como si se me hubiera metido algo de rimmel en el ojo, una mancha negra y alargada, con forma de hormiga. Y cuando miro hacia la derecha veo como un destello. No se quita. El domingo voy a comer con mis hijos y nietos y no les comento nada. 1º porque espero que sea un pequeño derrame y se pase rápido y 2º porque me he comprometido a ir a Pamplona a estar con mis nietas, y no quiero dejar de hacerlo.
El lunes sigue ahí la hormiga. Y empiezo a preocuparme. Decido no comentar nada 1º porque «de lo que no se habla no existe«, 2º porque si hablo de ello, lo hago más real, y me agobio más, y 3º porque mientras no pueda ocuparme, no merece la pena pre-ocuparme, ya me pre-ocuparé cuando sea algo.
Cuando vuelvo a Bilbo, pido hora con mi médico de cabecera para el viernes. Con la esperanza de que me dé unas gotas y me confirme que es un pequeño derrame y que se va a resumir enseguida. Pero no. Me dice que debo ir a urgencias de oftalmología para que me dilaten la pupila y me vean el fondo de ojo, porque podría ser un desprendimiento de vitreo.
– Estarás conmigo en que l avejez es una mierda, ¿verdad? -le digo a mi médico al despedirme.
– Pues sí, para qué te voy a engañar. Una mierda.
Toda la puta mañana de espera en urgencias. Es cuando me alegro infinito de tener cargado el Rummikub en el teléfono. Desde las 10:30 hasta las 13:00 en que me recibe la oftalmóloga, una chavala que no llegaría a los 30 años.
– Vamos a ver ¿qué le pasa?
– Que tengo una hormiga en el ojo derecho y que cuando miro hacia la derecha veo un destello
– ¿Desde cuándo lo tiene?
– Desde hace cinco días
– ¿Y por qué no ha ido antes al médico?
– Porque he estado en Pamplona
– En Pamplona también hay médicos
– Ya, pero yo he estado cuidando a mis nietas y no he pensado que era urgente
– ¿Y si no piensa que es urgente qué hace aquí en urgencias?
– ¡Pues que me ha mandado mi médico venir!
Tal cual. La tipa me ha echado una bronca del copón, así, para abrir boca…
Me manda a la sala de espera de nuevo. Me echan gotas. Sigo esperando. Más gotas. Más espera. Al final, cerca de las 15:00 horas me dice que tengo un desprendimiento de vitreo interno y que me lo revise dentro de 3 semanas. Que espere a que haga el informe.
Salgo de allí a las 15:30 con un informe que dice:
«Enfermedad actual: Miodesopsia ojo derecho de 1 día de duración. No fotosias».
¿Y ahora qué? Ahora jódete porque lo que la chavala esta dice, va a misa, aunque la única doctora que hubiera en esa sala fuera yo. Y antes d el abronca yo le hubiera dicho que hacía cinco días y que veía destellos.
¿Para cuándo una asignatura de «atención al paciente» en la Facultad de Medicina? JODER